Casi cincuenta años con el pincel en mano
Charla con Eduardo Muñoz Bachs
Dario Mogno Investigador, Milán, Italia
Resumen
Para recordar al gran artista cubano Eduardo Muñoz
Bachs, fallecido recientemente, se publica una entrevista
inédita de hace tres años, en que él recorre
las etapas fundamentales de su carrera artística y
manifiesta sus preferencias en las áreas de la pintura, la
literatura y el cine.
Abstract
In order to remember the great Cuban artist Eduardo
Muñoz Bachs, recently dead, an inedited interview of three
years ago is published. Here he runs over again the fundamental
stages of his artistic career and manifests his preferences in
the areas of the painting, the literature and the cinema.
En la madrugada del 22 de julio falleció en La Habana
Eduardo Muñoz Bachs. Con su muerte, los mundos de la
ilustración, la pintura y la historieta perdieron a un
gran artista, quien tuvo la suerte de conocerlo personalmente a
un gran amigo, así tierno, dulce y sensible como lo son
las obras que nos deja.
Hace cinco años había festejado su 2 000
afiche, consagrándose así no sólo como el
más importante y afirmado, sino además como el
más prolífico exponente de aquella escuela cubana
del cartel cinematográfico que es famosa en todo el mundo.
Como es notorio, el afiche cinematográfico cubano presenta
la peculiaridad de no ser constituido ni de una foto ni de una
ilustración naturalista que represente a los actores o una
escena de un filme: es al contrario una obra gráfica
inspirada con mucha libertad al tema de la película,
preciosamente impresa en colores y en serigrafía.
De esta escuela del cartel cinematográfico cubano
puede decirse que Eduardo Muñoz Bachs haya sido sin
más el fundador. La primera obra realizada con estos
criterios es en efecto su afiche de 1960 para el filme
«Historias de la Revolución» de Tomás
Gutiérrez Alea.
Además que autor de más de dos mil carteles
cinematográficos, Eduardo Muñoz Bachs fue pintor,
ilustrador de revistas y de libros para niños, y hasta
dibujante de historietas.
En el realismo mágico de sus obras pictóricas,
de impronta vagamente chagallana, pobladas de imágenes de
Charlot, de payasos, de arlequines, de soles y lunas sonrientes,
se expresa en la forma que puede ser más completa y
sugestiva el universo fantástico de este grande poeta del
color.
Aventurándose en la narración en el sector del
dibujo animado hace ya más de cuarenta años,
sólo mucho más recientemente, hace dieciséis
años, se acercó a la historieta, solicitado por los
dirigentes de la entonces recién constituida Editorial
Pablo de la Torriente. Sobre guión del poeta Félix
Guerra, realizó numerosas historietas, la mayoría
bajo el título «El Cuento». Se trata de
irónicos trastornos de los cuentos clásicos: muchos
centrados en las relaciones entre Caperucita Roja y el Lobo.
Estas historietas, ya godibles en sí mismas, puede ser que
tengan el destino de dejar una huella sobre todo en la historia
del arte, uniéndose a las otras numerosísimas obras
poéticas de este gran ilustrador y pintor.
Muchos son los reconocimientos que mereció en su
carrera artística. En Cuba ganó veintiún
premios; además fue premiado en Alemania (Leipzig, 1967),
en Canadá (Ottawa, 1972), en Francia (Cannes, 1973, 1974 y
1981; París, 1975), en Estados Unidos (Hollywood, 1978 y
1983) y en Japón (1986 y 1990).
Para recordar al gran artista y querido amigo, publicamos una
entrevista inédita grabada en su casa en La Habana el 6 de
marzo de 1998. Tratando de restituir un testimonio lo más
fiel posible de la personalidad de este hombre que era tan parco
de palabras como pródigo de imágenes y de colores,
la publicamos sin revisión alguna, tal cual la sacamos de
la cinta.
Yo nací en España, en Valencia, el 12 de abril
del año 1937. Mis padres, él era periodista, y
también era profesor de Instituto de Segunda
Enseñanza, mi madre era también profesora de
segunda enseñanza. Mi padre era de Madrid, mi madre de
Barcelona. Se conocieron en su trabajo... más tarde los
sorprendió la guerra. Cuando terminó la contienda,
mi padre tuvo que escapar de España...
¿Por qué? ¿Se había
comprometido...?
Sí, mi padre era militar y era de la República,
y entonces –yo ya había nacido– fuimos a
Francia. En Francia estuvimos en un campo de
concentración... muy poco tiempo, creo que fue una semana.
Allí nació mi hermana. En Francia cogimos un barco
y vinimos para la Martinica; de la Martinica pasamos a Santo
Domingo. En Santo Domingo estuvimos un año
aproximadamente. De Santo Domingo entonces pasamos para Cuba. A
principio no vinimos directamente a La Habana; vivimos en
Camagüey, un año y medio más o menos: en
Camagüey había un colegio de españoles
republicanos. Mi padre empezó a dar clases en ese
colegio.
¿En qué año llegaron a
Cuba?
En el año 1941. Allí en Camagüey se le
presentó una posibilidad de trabajar en una emisora de
radio que había en un edificio, el edificio Palace, que
está en 25 y G1 . En el piso 11 había una emisora
de radio y allí empezó: ya no era como profesor,
era como periodista, y además hacía libretos
humorísticos para la emisora. Trabajaba allí y
vivíamos en el mismo edificio, que era como una especie de
hotel. Ya comenzamos a estar más asegurados
económicamente. Yo empecé a estudiar en una escuela
privada –se llamaba Baldor–, y mi hermana
también. El director de la escuela tuvo la condescendencia
de admitir a mi hermana y a mí pagando una sola
matrícula. Y entonces allí hice toda la primera
enseñanza, también la segunda... y me gustaba el
dibujo. Me gustaba el dibujo pero no como como les gusta a los
niños que por ejemplo en la escuela son los que mejor
dibujan, y entonces la asignatura de dibujo es la que hacen
ellos, y pintan... Yo dibujaba mucho, pero dibujaba en mi casa,
dibujaba cosas más informales, hacía unas
historietas pequeñas. Me acuerdo que dibujaba una cosa que
se llamaba «En abordaje», que era en hoja de papel,
pintaba muchos muñequitos, que eran piratas: batalla
naval... Y entonces, bueno: y en eso mi padre empezó a
trabajar en CMQ, en 1951, en la televisión en Cuba;
él empezó a trabajar como periodista en CMQ y
entonces, al crearse la televisión, crean un departamento
en CMQ que se llamaba Departamento de Cinematografía. En
este departamento se dibujaban todos los libretos que
salían en la televisión, se dibujaban los
telops, que eran los dibujos que salían en la
televisión dentro de los programas. Ya entonces a
mí me seguía la afición para el dibujo, y al
trabajar mi padre allí en CMQ le pedí que tratara
de ver si podía por lo menos yo entrar como aprendiz en un
departamento que tenían de dibujo...
Tú estudiaste... ¿hasta qué
grado?
El bachillerato.
¿Y no tenías una especialización
particular?
No. Inclusive, cuando mi padre pudo conseguir que me dejaran
allí como aprendiz, yo iba a la escuela por el día
y lo que hacía entonces era seguir yendo por la noche al
Instituto de Bachillerato, y por el día trabajaba. Estuve
trabajando allí hasta 1956.
¿Y qué tú hacías
allá?
Hacía dibujos para la televisión. Por ejemplo,
había un programa que se llamaba Show del
Mediodía.
¿Qué hacías? ¿Los
fondos...?
No fondos escenográficos. En ese Show del
Mediodía, por ejemplo, salía un libreto que
decía: «Una hora más tarde», y entonces
yo sacaba un dibujo que era un reloj.
¡Ah! Títulos...
Figura 1: La primera página de «Sorpresa en el bosque», Cómicos, 3, 4, 1989.
¡Ajá! Entonces, bueno, en 1957 ya me empezaron a
pagar un sueldo... pero en 1958... yo ya tenía relaciones
con gente que trabajaba en otra empresa y que inclusive eran
caricaturistas de prensa, eran dibujantes de prensa para
revistas... y entonces me proponen... se crea una agencia de
publicidad que se llamaba Siboney, y esta agencia tenía un
Departamento de Dibujo Animado Comercial, que hacía
comerciales para la televisión, y un amigo mío que
trabajaba allí me propone pasar a trabajar con ellos para
hacer los guiones de los animados. Pasé para allá
porque inclusive me pagaban mucho más que en CMQ. Estuve
trabajando allí haciendo como siete u ocho comerciales
para la televisión.
¿Cuál era tu tarea?
Los guiones... aunque muchas veces los guiones se
hacían en colectivo... pero, bueno, los que hacía
yo eran guiones muy cortos, de 20-30 segundos... Me recuerdo que
había guiones para anuncios de cigarros, para anuncios de
café...
¿Y también dibujabas?
Dibujaba también. Hacía guiones, dibujaba los
diseños, hacía fondos... Llega el 1959... y en el
1959 llega la revolución, y enseguida se crea... el primer
organismo que crea la Revolución es el ICAIC2 ; y entonces
el ICAIC absorbe todos los departamentos de dibujo animado que
había particulares, en publicidad y eso, crea un
Departamento de Animación... ya no era para comerciales,
sino era para hacer animados más largos, de siete-ocho
minutos.
¿Quién estaba contigo en la agencia de
publicidad? ¿Ellos también pasaron al
ICAIC?
¡Sí! Estaba Jesús de Armas, que
también era diseñador, hacía guiones... fue
él que me llevó para allá... estaba
Hernán Hernández –¿tú te
acuerdas la historieta de «Gugulandia»?–
hacía también allí el animador... estaba
Pepe Reyes, que sigue trabajando en el ICAIC... Bueno,
después que se formó el departamento
animación allí, paso entonces, y estoy haciendo
dibujo animado dos años –o año y medio–
porque el proceso era muy lento, porque no había un
laboratorio para revelar el color. Cuando uno hacía una
prueba tenía que mandarla a revelar afuera, a
Checoslovaquia o a España, y el tiempo era muy largo,
porque demoraba muchos meses para llegar, y así todo lo
que tú habías hecho tenías que esperar
cinco-seis meses... para que entonces, cuando llegue, no te
gustaba... Si tenías que hacer un arreglo, tenías
que mandarlo... Y entonces no me gustaba tener que esperar tanto
para ver el resultado del trabajo. En eso me pide Titón3 ,
que filma la película «Historias de la
Revolución», –y como éramos amigos de
antes de la revolución– él me pide que le
haga un cartel, aunque yo nunca había hecho carteles de
cine. Hago el cartel, el cartel se aprueba, se imprime. Bueno, me
gustó mucho; y además lo que yo quería era
ver rápido mi trabajo. Enseguida estuvo impreso y yo lo vi
puesto en la calle... Me deslumbró un poco la rapidez,
poder ver mi trabajo rápidamente. Y entonces se crea un
departamento en el ICAIC para hacer los carteles, porque como
tú sabes todos los carteles que se hacían en Cuba
venían de afuera, eran carteles comerciales...
venían de México, de Estados Unidos, de
Argentina... mandaban las películas y traían su
propaganda ya hecha. Con este departamento se cambia la
política esta y se cambia , o se trata de cambiar, el
estilo: no era un cartel comercial que debe explotar el sistema
de estrellas, el cartel de sexo, de la mujer en trusa. Se cambia
completamente la óptica, ya una cosa más
artística, más simbólica. Entonces, cuando
se crea el departamento dejo dibujo animado y paso al
Departamento de Carteles.
¿Y eso cuándo?
Eso en el año 1964, más o menos.
Entonces: tú entras en el ICAIC en 1959, trabajas
durante cuatro-cinco años en dibujo animado y en el
‘64 pasas al nuevo Departamento de Carteles...
¡Ajá! Este cartel de «Historias de la
Revolución» lo hago sin estar formado el
Departamento de Carteles... es una cosa personal... Titón
me dijo: «Hazme un cartel»... y así...
inclusive que primero el Taller de Carteles del ICAIC... Se
imprimió en una imprenta aparte...
Se imprimió en offset
¿no?
Sí, en offset... era mucho más
grande.
¿Y quién estaba entonces, allá, en
el Departamento de Carteles?
Figura 2: Historieta autoconclusiva publicada
en El Muñe, 18, 3, 1989.
Cuando se creó éramos Rafael Morante, Rivadulla
que hacía también algún cartel, aunque no
trabajaba allí con nosotros, porque el ICAIC tenía
gente en plantilla... y Morante se encargaba la gente por fuera
para hacer un cartel, porque la demanda era muy grande, porque no
sólo se hacían carteles a las películas
cubanas, sino también a las películas que el ICAIC
traía, importaba.
¿Qué tirada tenían estos
carteles?
La tirada era de quinientos carteles, a veces trescientos...
era –tú sabes– un cartel artesanal, tirado a
mano...
¿Cuándo empieza la
serigrafía?
Cuando se intervienen todos los talleres particulares de
serigrafía.
Perdón. Los primeros carteles se imprimieron
en offset. ¿Cuándo se pasó a la
serigrafía?
En el año 1964. Porque había un taller
allá para el Vedado, y el ICAIC lo adquiere y allí
se imprimía ya ... e inclusive había talleres de
particulares que el ICAIC los contrataba y se hacían
carteles...
¿Y cuántos carteles se imprimían en
un año?
Bueno: en el ICAIC... yo llegué a hacer en un
año 77 carteles... no siempre. Había años
que hacía 60 carteles... pero la cantidad de
películas era muy grande.
¿Y otros artistas?
También. La producción del ICAIC debían
ser algo como 300 carteles.
¿Y entonces?
Y entonces cuando se crea el departamento éramos dos y
nada más... el director del departamento era Mario
Rodríguez Alemán. Una vez tuvimos una palabra
allí y yo me voy del ICAIC y paso a trabajar a
Intercomunicaciones. Intercomunicaciones era una agencia de
publicidad también del estado y también
hacía campañas para todos los organismos, para
Salud Pública, para Agricultura... Paso a trabajar
allá, pero sigo colaborando con el ICAIC: iba al ICAIC a
ver las películas, nada más, y hacía los
carteles en mi casa. Sigo en Intercomunicaciones hasta el
año 67 más o menos, que se crea el DOR4 , se funde
Intercomunicaciones con el DOR y pasamos a trabajar todos al DOR.
Allí sigo trabajando hasta el año 70... 71.
Allí también hacía anuncios de prensa,
porque en aquella época anunciaban las películas en
el periódico... Yo hacía anuncios de prensa y
carteles también. Viene Reboiro también, que era
escenógrafo y arquitecto – trabajaba en cosas de
escenografía para películas– y pasa de
carteles también, llega Julio Eloy Mesa y pasa de carteles
también... y allí se crea un equipo. Éramos
un equipo de cinco diseñadores que absorbíamos toda
la producción de carteles, además que siempre se
demandó una política que para algunas
películas se llamaba a un foráneo, por ejemplo
Humberto Peña, Raúl Martínez... Portocarrero
también hace carteles... algún extranjero... Saura,
el español, hizo un cartel. Y así, seguimos
así hasta el año 80, 80 y pico, que empieza un poco
a decaer la cantidad de trabajo... Ya empezaba a traerse poco
material. No había papel a veces, faltaban colores... Se
decide entonces hacer carteles a las películas
latinoamericanas, cubanas, dibujo animado cubano y documentales
cubanos. Después se reduce ulteriormente y se hacen nada
más que las películas latinoamericanas importantes,
y cubanas, y documentales –no todos, sino sólo
algún documental y algún animado. Y después
ya llega el período especial y esta crisis que se crea...
falta material para imprimir, falta película –porque
el ICAIC no podía fabricar película– y
entonces el estado en que estamos hasta ahora.
¿Y ahora cuántos carteles se producen en un
año?
En un año se producirán –¿de
películas?– no sé: cuatro o cinco... porque
además en la mayoría las películas que el
ICAIC produce ahora son coproducciones y todas estas
coproducciones tienen fuera una empresa distribuidora, las
distribuyen empresas de ellos y entonces muchas veces hacen el
cartel allí, y entonces el ICAIC no... a veces hace uno...
al año serán cuatro o cinco carteles... de
trescientos que se hacían.
Hablemos ahora de otros trabajos que tú hiciste
fuera del ICAIC: libros para niños, pinturas,
etc.
Bueno, sí: eso siempre lo mantuve. También yo
colaboraba con semanarios, con revistas de caricatura, de
caricatura política.
¿Con qué revistas colaboraste?
Con una que se llama El Pitirre... En
Zig-Zag también trabajé antes de la
revolución –no mucho: hice unos dibujos para
Zig-Zag–... Ilustraba Bohemia, la revista
Cuba, Revolución y Cultura... todas las
revistas del país. Además hacía cubiertas de
libros, carátulas de revistas... hacía carteles
para otras empresas: para Cultura, para Salud Pública,
trabajando en el ICAIC, para el Instituto del Libro
también... me gustaba mucho el dibujo para niños...
Inclusive en mi trabajo mantengo siempre la cosa infantil, un
poco humorística... Ilustré libros infantiles
también –para Cuba, para afuera también...
para una editora alemana–... Hice carteles para festivales
internacionales de cine, para Brasil, para Italia, en Estados
Unidos...
Y además incursionaste en el campo de la
historieta...
Sí, pero en la historieta no mucho... porque no me
gustaba... Normalmente hay gente que cuando hace los dibujos en
el mismo tiempo hace los guiones..., pero en mi caso los guiones
yo nunca los hice... Entonces cuando aparecía un autor de
guiones yo ilustraba el guión.
Pero tú trabajaste siempre con Félix
Guerra, ¿no?
Con Félix Guerra, siempre.
¿No tienes historietas hechas con otros
guionistas?
Hice una... cuando era niño –tenía doce o
trece años–. Era en una revistica que salía y
que se llamaba Tío Remo.
¿Cómo funciona el trabajo de
colaboración entre tú y Félix
Guerra?
En este momento no funciona, porque no hay revistas. Cuando
trabajábamos, él tenía creados algunos
personajes, y entonces me daba el guión.
¿Cómo eran los guiones de Félix
Guerra? ¿Ya establecían el número de
cuadritos...?
Sí, todo... inclusive yo dibujaba también los
globos con los textos.
¿Y es un tipo de trabajo que te gusta?
Sí, me gusta... y me gustan más los cuentos
cortos que los largos de cuatro o cinco páginas... Me
gustan más las historietas cortas..., así, de media
plana.
¿Cómo tú describirías tu
mundo artístico? Siempre tienes personajes como Charlie
Chaplin, payasos, el sol, la luna...
Eso es un problema que... como son personajes que se prestan
mucho para los cuentos infantiles... y lo que me gusta mucho es
dibujar personas antiguas, del siglo XVIII, XIX...por el tipo de
ropa que se usa, el tipo de bigotes, la barba... Me recreo mucho
con eso.
¿Qué artistas influyeron más en tu
trabajo?
Yo diría que, por ejemplo, André
François... Chagall... Picasso... Modigliani... Saul
Steinberg... muchos. A veces tú te instruyes y no te das
cuenta que te instruyes, pero esa gente pienso que todos me han
influido... toda gente que me encanta, y además muy
prolífica... como por ejemplo André François
que hace chistes de prensa, y carteles de publicidad, e ilustra
libros... ¡ah! Había un italiano muy bueno, que me
gustaba mucho, Serafino Piatti, que hacía carteles
publicitarios, que siempre trabajaba con búhos, con
lechuzas...
¿La película que más te gusta entre
las que viste en los últimos años?
Hay una muy bonita: «Inocencia» de Martin
Scorsese.
¿Y los directores que te gustan
más?
Scorsese... Me gusta mucho el cine polaco: Andrzei Wajda me
encanta... Del cine ruso también me encantan muchos
directores... el cine francés... el cine inglés...
¿cómo se llama este hombre... el director de la
película esta de «Esplendor»?
Stanley Kubrick.
Kubrick me encanta... Vi el otro día una
película muy buena que es sobre un libro de Stephen
King... el director no lo recuerdo. Una película muy
buena... ¡Ah! Me gusta mucho Ridley Scott. Y directores
cubanos: Tomás Gutiérrez Alea... Buñuel me
encanta también.
¿Y como novelistas?
¿Como novelistas? Ahora estoy leyendo una de un
norteamericano que se llama Kennedy... una sátira.
¿Más autores?
Muchos me gustan... Hemingway, Dos Passos, Truman Capote...
Maupassant... me gusta mucho el cuento también.
¿Latinoamericanos?
Me gusta García Márquez, mucho... Vargas Llosa
no me gusta mucho: es bueno, pero tiene un estilo que no me
gusta... me gusta Puig... y me gustó mucho la
película de «El beso de la mujer
araña». Y leí una obra de teatro hecha por
él también: buenísima.
¿Y de los cubanos?
Alejo Carpentier... Virgilio Piñera... Senel Paz me
gusta mucho... Guillén es bueno, pero es poesía...
Un otro que me gusta mucho es Roa Bastos, el paraguayo... Y me
gusta mucho la novela policíaca: me gusta mucho Dashiell
Hammett... Raymond Chandler...
¿Y ahora? ¿Tus proyectos?
Ahora sigo en el ICAIC trabajando... mucho menos que antes...
y entonces ilustro... Estoy trabajando más en mi casa...
Ilustro un libro más o menos de vez en cuando... Ahora
tengo que hacer un cartel para el ICAIC, no para una
película, para celebrar el aniversario 39 del ICAIC...
Tengo que hacer otro –que lo hice ya– para una
muestra del cine cubano en el Festival de Biarritz... Hice otro
para un proyecto que hay de remozamiento de cine para
niños, que se llama Proyecto Pionero. Eso en el ICAIC, y
fuera : estoy trabajando en hacer un cartel para un festival de
cine. Estoy esperando que terminen de diseñar un libro
para ilustrarlo... se demora mucho por un problema de papel que
tienen todas la empresas.
Notas
1. En La Habana.
2. Instituto Cubano del Arte e Industria
Cinematográficos.