7º Encuentro Internacional de Historietistas
La Habana, 11-15 de febrero de 2002

 

Aprestándonos a presentar este número, que repropone cinco de las ponencias dadas en el 7º Encuentro Internacional de Historietistas, nos damos cuenta que nos incurre el deber de relatar a propósito de los trabajos de este evento, que a través de sus sucesivas ediciones se ha venido calificando como una cita no marginal para el mundo historietístico latinoamericano.
Con los oportunos ajustes, recorremos a tal fin al informe preparado para Tebeosfera (www.tebeosfera.com), la autorizada publicación electrónica española dirigida por el teórico Manuel Barrero, amigo y colaborador de nuestra revista, que agradecemos.
10 de febrero
La Habana está en febrero en lo mejor de su climatología (el termómetro nunca baja más allá de los 20º C por la noche, ni supera los 28º C en las horas más calurosas del día; y es de destacar que el higrómetro se halla en los niveles más bajos). Esto es particularmente apreciado por los europeos que acaban de dejar atrás uno de los inviernos más fríos de estos últimos años, y por los suramericanos, que padecen un calor sofocante en su hemisferio. Me pregunto lo que diría Cristobal Colón hoy en día, si hace poco más de quinientos años, al arribar en octubre de 1942, tuvo la impresión de haber descubierto el paraíso terrenal.
Desde las portadas de los periódicos locales hasta las pantallas de los televisores nos llegan acá noticias sobre la campaña de lucha contra el mosquito Aedes aegypti, vector responsable del dengue hemorrágico, temible enfermedad de la cual se habían declarado focos epidémicos en los últimos meses en varios países centroamericanos. Aparte de lo anterior, y habida cuenta de los acontecimientos del 11 de septiembre, el turismo se está restableciendo con gran dificultad en Cuba. Los turistas, aún hoy un importante recurso económico del país, son escasos todavía en febrero en La Habana, como me comentaban los taxistas y los porteros de los hoteles a quienes pregunté. Un amigo, que se gana la vida haciendo caricaturas a los turistas en el lobby del hotel Habana Libre, declaró que jamás había visto el atrio tan vacío como en los últimos meses...
Ante este panorama, en la víspera de la apertura de los actos del 7º Encuentro Internacional de Historietistas las espaldas de los responsables del comité organizador se ven recorridas por escalofríos de ansiedad, presos de la preocupación. Son numerosos los participantes de fuera de Cuba que habían asegurado su presencia y que en los últimos días fueron declinando la invitación: algunos, por lo que parece ser el conjuro de un perverso sino, la mayoría, por culpa de la gravísima situación económica de muchos países de Latinoamérica. La participación misma de los profesionales y estudiosos cubanos fue también motivo de preocupación, pues ya son demasiados los años en los que no se publican apenas cómics en Cuba como consecuencia de la merma de ingresos procedentes del Este (desde la implantación del llamado «período especial»).
Los protagonistas de la amplia producción historietística incentivada durante la década del ochenta por el impulso de la Editorial Pablo de la Torriente, han tenido que buscar otras salidas profesionales (la ilustración, la pintura, la cerámica, la decoración de interiores, etc.), con puntuales excepciones, como es el caso de Orestes Suárez, que trabaja para el editor italiano Sergio Bonelli.
Esto no constituye preocupación inédita para los organizadores de este festival: es una de las cosas que han caracterizado todas las anteriores vísperas del encuentro bienal en La Habana, salvo quizás la primera, celebrada en 1990, que contó con una rica participación tanto nacional como internacional (incluido el huésped de honor Alberto Breccia).
11 de febrero
A pocas horas para la inauguración del Encuentro... de nuevo se repite el milagro. El programa, modificado tantas veces que resulta difícil recordarlo, se estabilizó por fin en un programa respetuoso, con 35 participantes cubanos y ocho extranjeros.
El festival se abrió con la inauguración de la exposición «El día de los lápices», acogida por la sede del Movimiento Cubano por la Paz. Se trataba de un testimonio dramático a través del cómic de los años de plomo vividos por los argentinos durante la dictadura militar instaurada el 24 de marzo de 1976. Los autores, todos de la Unión de Historietistas y de Ilustradores del Tucumán (UNHIL), fueron César Carrizo, Fabián Castro, Guillermo y Raúl Escalante, Néstor Martín, Eduardo Rosenzveig, Juan Emilio Rossello, Arturo y Jorge Soria.
12 de febrero
Los trabajos del congreso se abrieron este día con la intervención del ilustrador y dibujante de Chile Christian Gutiérrez, alias Christiano, que lleva el título «La historieta chilena post dictadura» y que hizo un recorrido por la historieta de su país, evocando los años de la dictadura y el renacimiento de las iniciativas creativas en el período posterior. El conferenciante elaboró su alocución sobre un numeroso muestrario de diapositivas con muestras de cómics de su patria, las cuales iba comentando.
Así, aportó una rica base documental pictográfica a la vez que hizo una elogiosa exposición en la que demostró gran amor por la historieta. La ponencia se encuentra a la página 33 de este número.
El segundo orador del día fue el colombiano Perucho Mejías, quien afrontó la temática «El mito del superhéroe» desde el punto de vista semiológico (véaselo a página 9). «A través de esta ponencia –afirmó el mismo Perucho– se reafirma, entonces, la importancia semiótica del objeto del superhéroe; su determinante incidencia en la historieta, su hecho cultural y social, características significativas actuales y fundamentales en nuestro mundo, donde el suceso virtual se ha convertido en un acontecimiento real, emanado de la era hipertecnológica».
El «imprudente» hecho de que Perucho añadiera al panteón de los superhéroes al personaje de origen cubano Elpidio Valdés, de Juan Padrón, desembocó en un vivo debate en el que intervinieron sobre todo los asistentes cubanos, quienes subrayaron las diferencias fundamentales que han de reconocerse entre el concepto de superhéroe y el concepto de héroe, y también reivindicaron el reconocimiento de la humanidad y el cuidado ambiente histórico que puede verse en las historietas del popular personaje de Padrón, que lo aparta de los estereotipos yanquis.
Este primer día de encuentro concluyó con la presencia del ministro de Cultura Abel Prieto en la inauguración de la exposición «Juan David: la realidad trascendida», dedicada al gran caricaturista (1911-1981), acto que tuvo lugar en la nueva sede del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
13 de febrero
Quien comenzó hoy con los actos del festival es el brasileño Waldomiro Vergueiro, profesor de la Universidad de Sâo Paulo. Su intervención, con la puntualidad y pulcritud que le caracterizan, estuvo dedicada a «La historieta brasileña actual y sus perspectivas» (aquí a la página 23). Le siguió la breve intervención del joven e inquieto Eric Samson, francés de escasa resistencia al ron cubano, pero de gran fortaleza intelectual que expuso su «Proyecto de encuentro Europa-América Latina», un programa ambicioso todavía a la búsqueda de financiación pero que tiene previsto ya para este año 2002 una exposición dedicada a la historieta en Cuba, México y Francia (desde el 13 de junio al 7 de agosto en París; del 20 de octubre al 4 de noviembre en Ciudad de México). Y prevé análogas iniciativas dedicadas a Bélgica-Brasil-Portugal para el año 2004, y a Italia-Argentina-España para el 2006.
Tras lo anterior, llegó el turno del emprendedor e incansable historietista mexicano Ricardo Peláez quien, junto al joven colega Patricio Betteo, narró «La experiencia del Taller del Perro», una contribución de gran interés. Aquel que participó en las precedentes ediciones del encuentro en La Habana no podría olvidar las vibrantes intervenciones de Ricardo en 1990, 1992 y 1994, cuando reivindicó firmemente más espacio para el cómic de autor en una «realidad de mercado comprometida», como él define la mexicana, y que a ojos de la mayoría le confirió un aura de visionario algo alocado. Ricardo, sin embargo, no ha parado de perseguir su proyecto durante todos estos años y, tras la experiencia del Gallito Inglés (luego Gallito Cómics), terminó creando una casa editorial, el Taller del Perro, que ya dio a luz un considerable número de publicaciones que se caracterizan por un elevado nivel de calidad. El texto de su ponencia aparecerá en el próximo número.
El famoso director cubano Juan Padrón presentó luego una selección de sus cortometrajes, realizados por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Desde «Filminutos» hasta «Quinoscopio», pasando por «Mafalda» y por el preestreno, muy esperado por algunos, de su esperada última obra de animación: el largometraje actualmente en fase de postproducción «¡Kommando vampiro en La Habana!».
El director Gabriel Ramos Puig, también comprometido en la formación de los futuros especialistas del dibujo animado en Cuba, habló entonces de su experiencia en este terreno, y presentó una selección de sus cortometrajes, asimismo los realizados para elInstituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
14 de febrero
El apasionado coleccionista cubano Roberto Hernández abrió la jornada con una intervención sustancial titulada «Dispositivo didáctico para la formación de una cultura general integral en la historieta cubana», a lo que siguió un debate muy participado. El texto de su conferencia se encuentra a página 13.
En presencia de las respectivas familias vino luego un «Homenaje post mortem a los artistas Eduardo Muñoz Bachs y Luis Lorenzo Sosa», fallecidos respectivamente en julio y en diciembre del año pasado. La tarea de recordar su dimensión artística y humana recayó en el que escribe estas líneas, amigo de ambos hombres y artistas. Sus conmovidas palabras fueron seguidas por el testimonio de los que a lo largo de los últimos cuarenta años fueron sus amigos y compañeros de trabajo: Roberto Alfonso Cruz, Cecilio Avilés, Francisco Blanco Ávila, Pedro González Viera, Gladys Gómez, Manolo Pérez Alfaro.
La tarde fue dedicada a visitar de modo organizado la Feria Internacional del Libro, dedicada este año a Francia.
15 de febrero
Manolo Pérez Alfaro procedió a la lectura de la ponencia del costarricense Óscar Sierra Quintero, quien en el último momento se vio impedido de participar en persona. Por problemas habidos con el correo electrónico, el interesante panorama de «La tardía evolución del arte de la historieta en Costa Rica» no pudo apoyarse con documentación iconográfica alguna, así que sólo ahora hay la posibilidad de leer esa exposición con completa apoyatura a la página 43 de ese número.
Los actos del 7º Encuentro Internacional de Historietistas concluyeron tras unas horas dedicadas a un debate suscitado por el común acuerdo e interés por seguir aportando vida y energías a nuestra revista, así como por considerar nuevas iniciativas para promover esfuerzos editoriales independientes en Latinoamérica. Lastimosamente a ese último propósito no se pudo llegar a ningún acuerdo concreto; el tema será todavía objeto de atención en uno de los próximos números de la revista.
Como resultado del debate, se aprobó el siguiente:

 

Documento final

Que de las consideraciones e intercambios expuestos en los cuatro días de sesiones se infiere que existen puntos de coincidencia en la problemática del género lo que abre las posibilidades de lograr una unificación de esfuerzos para lograr el espacio que necesita la historieta independiente en los países de América Latina.
Los esfuerzos personales y colectivos de cada uno de los integrantes al evento pueden dirigirse a acciones de divulgación hacia aquellos que no han podido estar en el 7º Encuentro, en el sentido de lograr su participación activa, no sólo desde el punto de vista artístico, sino además divulgativa de la esencia de defender las obras nacionales y realizadas por nacionales en forma independiente en evitación de la globalización de la imagen narrativa, y el estereotipo de modelos y tramas que no son la realidad de la vida de cada uno de nuestros países.
Lograr la participación de aquellas organizaciones dispuestas a la colaboración cultural concientizándoles en la importancia de la expresión artística y cultural de la historieta ya sea en obras de ficción o campañas de bien público donde han expresado su importante alía y de esta forma lograr su participación activa en proyectos del género.
Divulgar por todos los medios posibles nacional e internacionalmente los valores históricos y culturales de los artistas y obras de los diferentes países.
Considerando que existe la posibilidad de un órgano divulgativo con presencia rigurosa en la recuperación de la historia de la historieta en los distintos países, proponemos acordar:
Apoyarnos en el órgano del Observatorio Permanente de La Historieta Latinoamericana, la Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta aunando los esfuerzos de críticos y estudiosos para lograr mantener su estricto carácter científico en la divulgación, estudios y conocimiento del género y lograr acciones de divulgación para la extensión de sus suscripciones aportando direcciones de instituciones o personas interesadas en ella. Sometido a consideración y aprobado por los asistentes al 7º Encuentro Internacional de Historietistas.
Dado en Ciudad de La Habana, el 15 de febrero de 2002.
La segunda parte de la colaboración de Guillermo Saccomanno sobre «Héctor Germán Oesterheld: una aventura interior» completa este número 5, mientras tendremos que esperar el próximo para poder leer la conclusión del ensayo de Mario Lucioni sobre «La historieta peruana».