«José Dolores» fue producto de una visión
de aquellos años del ambiente de los
barrios habaneros que yo trataba de reproducir.
Desde luego, como no podía ser testigo
de una anécdota así, cada semana, tenía
que inventarla. «Sabino» fue otra cosa; más bien el producto de dudas y certezas que en mí mismo anidaban. Por esto, uno de mis hijos, cada vez que se refiere a mí, me nombra Sabino |